10.3.11

cuesta admitir.

SÍ, ¿VALE? 
Para qué negarlo. Puede que se notara un poco, lo sé.
Pero sí, me hubiera gustado que me mirara, que me sonriera o que me abrazara. Por primera vez, después de tantos años, necesitaba que me rodeara con sus brazos, saber que se siente estando en su regazo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario


Cuando los árboles no dejan ver el bosque