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¡Abrazos gratis!

Después de ver aquel vídeo en YouTube, decidí hacer lo mismo. ¿Por qué no regalar abrazos? ¿Y que mejor día que el Carnaval de día de Santa Cruz? Todo estaría lleno de personas dispuestas a dar un abrazo a una completa desconocida. Al principio fue vergonzoso, la gente me miraba, leía el cartel pero no se acercaban. Incluso pensé en quitármelo; estuve a punto de no seguir con aquella locura. ¡Una chica como yo! ¡La vergüenza personificada! Pero no dejé que la vergüenza pudiera conmigo; esta vez no, ya no más. Respiré, sonreí y cuando  menos lo esperé un hombre, de unos treinta años, extendió sus brazos al otro lado de la calle y me abrazó. ¡Qué maravillosa sensación! Era el primero de muchos. Más tarde llegó el equipo de "animadoras" de los Lakers, un grupo de chicos de mi edad, se unieron en corro y me dieron un abrazo todos a la vez. Sólo podía oír risas y miles de gracias. Una niña pequeña, padres sorprendidos, extranjeros que intentaban hablar español y chicas de mi edad. Chicos tímidos que no se atrevían a acercarse, a los que yo misma les ofrecía el abrazo. Gente mayor e incluso borrachos felices. Hoy, me duele todo pero pienso en el magnífico día que pasé y estoy segura de que valió la pena.

Mis amigos me ponían un número de abrazos que debía superar y, en cuanto alcanzaba ese número, lo aumentaban. Ingenua de mí, que no pensé que llegaría si quiera a 10 abrazos. Sin embargo me sorprendí, me abrazaron 32 extraños. Pueden parecer pocos; pero para mí son más que suficientes, son 32 personas que me sacaron una sonrisa y me sonrieron, 32 las que no dudaron en abrazar a una extraña, 32 personas a las que he de agradecer mucho. Porque yo regalaba abrazos, pero ellos, inconscientemente, me regalaron uno de los días que no olvidaré jamás. 

Por eso mismo, GRACIAS A TODOS, DE VERDAD.